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Según una encuesta realizada por el Bank of America, el sentimiento aún es bastante “bajista”. Los administradores de fondos globales ven como bastante “probable” una recesión en el contexto de un cuadro de estanflación para el 2023. ¿Qué significa esto para el precio de Bitcoin y las demás criptomonedas?
Debido a mis labores como articulista, me veo en la obligación de monitorear constantemente las redes sociales con la intención de identificar tendencias y sopesar el sentimiento. Debo confesar que la tarea no es muy agradable. En términos generales, lo que leo son puras sandeces. Twitter, sobre todo, es el paraíso de la ignorancia confiada. Personas que saben muy poco piensan que saben mucho. Y, en un tono no muy amable, las distintas tribus repiten los mismos dogmas para atacar los dogmas de las otras tribus. La verdad de la tribu es la verdad del universo. Y el que no pienso como “yo” es mi enemigo mortal.
Para nadie es un secreto que en cada caída del precio de Bitcoin siempre surge un grupo celebrando el evento en el espíritu de “compra la caída”. Y, por supuesto, la ignorancia confiada no deja mucho espacio para la duda. La costumbre es hablar en absolutos. Con una seguridad de hierro. ¡Bitcoin to the moon! Simple y sencillo.
El sesgo alcista asume que toda caída es un revés pasajero. Lo permanente son las alzas. Los bajistas, por ende, son personas que sufren de una equivocación crónica. Este optimismo empedernido en torno al precio de Bitcoin se debe principalmente a las glorias pasadas. Los últimos 13 años se presentan como una historia que se repetirá de aquí a la eternidad. O sea, el futuro será con el pasado siempre. No hay dudas. Nuestro breve pasado es suficiente para predecir las próximas décadas. Si el precio de Bitcoin ha bajado mucho, eso quiere decir que Bitcoin está “barato”. No hay dudas. Y, para definir ese “barato”, se utilizan los patrones del pasado.
Por otro lado, Bitcoin es escaso. La cosa va algo así. La escasez artificial del código mantendrá el precio elevado en el largo plazo. Eso va en la tradición de la escuela austriaca de economía en lo que respecta a la teoría del valor marginal y la subjetividad del valor. El dilema del agua y los diamantes, etc. Entonces, se habla del inventario y el flujo (stock/flow). Se habla del halving.
Por último, tenemos la utopía libertaria. Bitcoin, para muchos, funciona como un instrumento mesiánico que combate en una cruzada similar a la vieja cruzada planteada por los escarabajos del oro. Se podría decir que se trata de una insurrección política y económica vía insurrección monetaria. La intención es separar el Estado de la economía llevando las teorías del liberalismo clásico a un extremo. O sea, este es un Bitcoin idiosincrático. Y no es raro que el bitconer idiosincrático hable en nombre de todo el planeta. O sea, asume que todos piensan como él. Y se asume que las masas están ansiosas de unirse a su revolución. Entonces, tarde o temprano, los compradores de Bitcoin, supuestamente, llegarán en masa buscando abolir al malvado sistema establecido para imponer la utopía libertaria.
Ahora bien, lo “barato” o “caro” del precio de Bitcoin no se establece por el precio de ayer. Se establece por el precio de mañana. Si la intención es crecer financieramente, lo ideal es comprar “barato” hoy y vender “caro” mañana. Lo que implica que, para el inversor de hoy, el precio de mañana es más importante que el precio de ayer. Y ese precio de mañana dependerá de la demanda de mañana. En este caso, las glorias pasadas pasan a un segundo plano. Es decir, todo pronóstico del precio de Bitcoin debe realizar un análisis de la demanda en el futuro. En otras palabras, no es el pasado. No es la escasez programada del código. No es la revolución libertaria. Es la futura demanda. ¿De dónde vendrán los compradores?
Volvamos al pasado. ¿Qué impulsó el boom alcista del 2017? ¿Qué impulsó el boom alcista del 2020? ¿Cuál era la narrativa? La demanda institucional. La llegada de la demanda institucional sirvió como motivador durante los dos últimos ciclos alcistas. Ahora estamos durante una racha bajista tratando de predecir el fondo y el comienzo de la recuperación. Eso significa que debemos encontrar indicios de un retorno de la demanda.
¿Cuáles son las expectativas del capital institucional en estos momentos? Las expectativas son importantes, porque las expectativas influyen en las decisiones. Y las decisiones tienen un efecto en los precios. O, dicho de otro modo, los mercados tienden a cumplir sus propias profecías. El optimismo produce compras. El pesimismo produce ventas. Lo que implica que el optimismo produce mercados alcistas. Y el pesimismo produce mercados bajistas. El optimismo favorece a los activos de riesgo. El pesimismo favorece a los activos estables y de renta fija.
La encuesta del Bank of America nos ofrece una ventana hacia las expectativas y el sentimiento del capital institucional. ¿Qué opinan los administradores de fondos globales sobre el futuro? Debemos recordar que las expectativas funcionan como puntos de orientación para la toma de decisiones de hoy.
La encuesta del Bank of America encuentra que el 92% espera una estanflación en 2023. Los administradores de fondos anticipan abrumadoramente que el próximo año será un período de estanflación.
Un increíble 92% dice que espera un crecimiento por debajo de la tendencia y una inflación por encima de la tendencia el próximo año, según la encuesta de 309 personas que administran $854 mil millones en activos.
A los administradores de fondos también se les preguntó cuáles eran sus mayores riesgos: La inflación se mantiene alta en 32%. Otros tres temores comparten un 18%: el empeoramiento de la geopolítica, los bancos centrales que se mantienen agresivos y una profunda recesión mundial.
Dadas las condiciones en materia macroeconómica, los administradores de fondos se mantienen cautelosos. Según la encuesta, la asignación de activos sigue siendo muy defensiva, aunque el mes pasado hubo una rotación hacia la industria y los bancos y hacia fuera de los servicios públicos y la tecnología.
La cautela predomina en este cuadro de incertidumbre y volatilidad. O sea, las instituciones obviamente aún no están listas para comenzar un nuevo ciclo alcista. Con una “demanda cautelosa”, es muy difícil anunciar el comienzo de la recuperación. ¿Por qué? Porque, sin compradores, no hay boom. Claro que los rallies también se forman en todo ciclo bajista. Pero algunas semanas en verde no son lo mismo que un cambio de tendencia. ¿Es posible realizar un “pronóstico alcista” con una “demanda bajista”?
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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